miércoles, diciembre 14, 2005

De ideas dispersas y princesas prometidas

¡ Hola mundo !



Despues de casi una semana sin postear, vuelvo a la carga para cumplir dos misiones principalmente.

La primera, disculparme por esta sequía bloguera, causada porque estoy intentando centrarme en crear un sistema de combate (REMYC) que no tenga ningún fleco y que sea lo más sencillo posible, pero que al mismo tiempo no se deje fuera ningún aspecto de un combate táctico. Lo que más trabajo me está costando es encontrar un punto de equilibrio entre agilidad de juego y realismo, a ver que tal sale la cosa.

La segunda misión es recomendar, a los que no lo hayan hecho ya, la lectura de la novela de William Goldman "La princesa prometida", y antes de que me tacheis de sarasa y de amante de Corín Tellado por el nombre, os explico: La princesa prometida es una novela de AVENTURAS, así en mayúsculas, donde hay condes y príncipes malvados, gigantes, piratas, duendes, animales salvajes, espadachines y mucho, muchísimo humor. Sin embargo, el eje fundamental de la novela es el amor verdadero, pero esta vez tratado sin ñoñerías. Para que nos entendamos, el romance que en el libro se nos presenta es más parecido a la historia de Leelo y Corben Dallas en "El quinto elemento" que a "Sisi emperatriz" y cosas por el estilo.

También existe una película, con guión del mismo autor, que es simplemente magnífica. Los que ya peinamos (o empezamos a peinar) canas, reconoceremos inmediatamente a André el gigante haciendo de eso, de gigante, pero uno de los gigantes más entrañables de la historia del arte. También reconoceremos en el reparto a una jovencísima Robin Wright y a un también joven Cary Elwes (que ahora está medio de moda por ser uno de los atrapados en la habitación de SAW). Incluso Billy Cristal tiene un pequeño papel en esta película, interpretando a Max Milagros, el mejor taumaturgo de Florín. Mención aparte merece el personaje de Iñigo Montoya, espadachín español, que está magistralmente interpretado por Mandy Patinkin, un actor del que despues poco más se supo. Atentos a su épica y célebre frase "Hola, mi nombre es Iñigo Montoya..." (no sigo para que la descubrais por vosotros mismos).


La pena es que la edición existente en DVD de este film es pésima. A 4:3, con un sonido penoso y una calidad de imagen vergonzosa, a los amantes de libro y película sólo nos queda esperar que saquen una edición como debe ser en breve, ya que lo único bueno de esta que hay ahora es el precio, que ronda los ocho euros en cualquier gran superficie. Fantasía a precio de saldo.